Dickens, dignidad y responsabilidad social: una lectura contemporánea desde el constitucionalismo
¿Hasta qué punto la dignidad y el bienestar dependen exclusivamente de las estructuras institucionales, y hasta qué punto requieren una ciudadanía activa, consciente y corresponsable?
Las obras Grandes esperanzas (1861) y Un cuento de Navidad (1843) de Charles Dickens, aunque situadas en el contexto de la Inglaterra victoriana, conservan una vigencia notable en el análisis de las condiciones contemporáneas de vida, tanto en el ámbito global como en el caso mexicano. En ambas narraciones, Dickens explora las tensiones entre pobreza y riqueza, mérito y privilegio, responsabilidad individual y estructura social, ofreciendo una crítica moral que trasciende en el tiempo. A días de finalizar el 2025, estas reflexiones adquieren especial relevancia para repensar los retos del Estado constitucional, la calidad de vida y la corresponsabilidad social de cara al 2026.
En Grandes esperanzas, Dickens narra el ascenso social de Pip, impulsado por una herencia inesperada que lo aleja de su origen humilde. La novela rompe con la idea de que la mejora material garantiza dignidad, reconocimiento o plenitud. Pip accede a ciertos bienes simbólicos como educación, estatus, refinamiento, pero pierde, en el proceso, vínculos, identidad y sentido de responsabilidad.
Trasladado al contexto actual, este relato dialoga con las promesas contemporáneas de movilidad social sustentadas en el mercado, la educación formal o el discurso del mérito individual. En el ámbito global y mexicano, amplios sectores sociales enfrentan un escenario similar, aún con mayores niveles de escolaridad, persisten salarios precarios, acceso desigual a la salud, a la cultura y a condiciones laborales dignas. Dickens anticipa así una crítica estructural, sin un entorno institucional que garantice derechos efectivos, las “grandes esperanzas” se convierten en expectativas frustradas.
Desde el constitucionalismo, esto se traduce en la distancia entre derechos reconocidos normativamente y derechos materialmente ejercidos, lo que evidencia áreas de oportunidad en políticas públicas, redistribución y fortalecimiento del Estado social.
Por su parte, Un cuento de Navidad, presenta una alegoría moral centrada en Ebenezer Scrooge, cuya transformación no proviene de una imposición externa ni de un benefactor, sino de un proceso introspectivo profundo. Dickens subraya que la injusticia social no se sostiene únicamente por estructuras económicas, sino también por la indiferencia, el egoísmo y la normalización de la desigualdad.
En el contexto contemporáneo, esta obra interpela tanto al Estado como a la sociedad civil. La mejora de la calidad de vida es decir, salario digno, salud, educación, cultura y respeto a los derechos humanos, no puede depender exclusivamente de programas sociales o discursos políticos, si no va acompañada de una ética cívica compartida. Dickens advierte que la ausencia de responsabilidad individual erosiona cualquier intento de cohesión social.
En el contexto del México contemporáneo, estas obras permiten identificar retos estructurales persistentes cómo son la desigualdad económica, fragilidad del sistema de salud, brechas educativas y una desconfianza creciente en las instituciones. Paralelamente, también revelan áreas de oportunidad, una ciudadanía más consciente, un marco constitucional robusto en materia de derechos humanos y una creciente exigencia social de rendición de cuentas.
Dickens, resulta particularmente actual al recordarnos que no habrá una figura redentora que resuelva los problemas colectivos. Ni el Estado, ni los partidos políticos, ni los liderazgos carismáticos pueden sustituir la responsabilidad cotidiana de cada integrante del cuerpo social. El constitucionalismo democrático exige sujetos activos, no meros beneficiarios pasivos del poder público.
En el cierre de 2025 y frente al inicio de 2026, las obras de Dickens invita a una reflexión consciente e introspectiva; la construcción de una mejor sociedad no depende únicamente de reformas legales o de políticas públicas, sino de la articulación entre instituciones sólidas y una ciudadanía ética y corresponsable. La calidad de vida, en su sentido más amplio, es un proyecto colectivo que comienza en lo individual.
Leídas desde el presente, Grandes esperanzas y Un cuento de Navidad, no son solo obras literarias, sino advertencias vigentes. Sin responsabilidad social, las esperanzas se diluyen; sin introspección ética, los derechos se vacían de contenido.
¡Feliz 2026!
Recibe un fuerte abrazo con mis mejores deseos.
Con afecto y gratitud
Gilberto Bazán