ICE acelera contrataciones y endurece operativos contra migrantes
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), agencia perteneciente al Departamento de Seguridad Nacional (DHS), se ha convertido en una pieza clave dentro de la visión del presidente Donald Trump para llevar a cabo las deportaciones masivas que prometió en campaña.
A través de su unidad Enforcement and Removal Operations (ERO), los agentes del ICE localizan, arrestan y deportan a personas que no son ciudadanas estadounidenses y que, por diversas razones, ya no pueden permanecer en el país: desde órdenes judiciales previas, reincidencia en ingresos ilegales, condenas por ciertos delitos o la permanencia más allá del tiempo permitido por su visa.
La agencia también administra una amplia red de centros de detención migratoria, cuya expansión en los últimos años ha generado un fuerte debate entre defensores y críticos de la política migratoria estadounidense.
Crece la fuerza de agentes y presupuesto
El ICE cuenta actualmente con unos 6 mil 500 agentes de deportación, pero busca aumentar agresivamente ese número. Todd Lyons, director interino de la agencia, señaló que la meta es contratar 10 mil más para finales de este año.
Para ello, el Congreso aprobó un presupuesto extraordinario de 76 mil 500 millones de dólares, casi diez veces más de lo habitual, de los cuales cerca de 30 mil millones están destinados a nuevas contrataciones. La agencia ya ha recibido más de 121 mil solicitudes, muchas de ellas de exagentes.
El reclutamiento incluye incentivos como bonificaciones de hasta 50 mil dólares, un sitio web especializado y presencia en ferias de empleo.
Entrenamiento intensivo en Georgia
Los nuevos reclutas son capacitados en el Centro Federal de Capacitación para las Fuerzas del Orden (FLETC), en Brunswick, Georgia. Allí, agentes de diversas corporaciones federales reciben instrucción en técnicas de arresto, leyes migratorias y protocolos de seguridad.
Caleb Vitello, encargado de la capacitación, confirmó que el curso se ha ajustado para reducir cinco semanas de enseñanza del español y dar mayor peso a la práctica en oficinas locales. Asimismo, se busca duplicar el número de instructores para responder al incremento de personal.
Respuesta a escenarios violentos
Con el endurecimiento de las operaciones, también se han registrado más incidentes violentos. Datos del ICE revelan que entre el 21 de enero y el 5 de agosto se reportaron 121 agresiones contra agentes, frente a 11 en el mismo periodo del año anterior.
Ante ello, la agencia ha dotado a sus equipos con máscaras antigás, cascos y vehículos blindados, además de desplegar Equipos de Respuesta Especial —similares a los SWAT— integrados por unos 450 agentes con entrenamiento para operaciones de alto riesgo.
“Estamos adaptándonos a escenarios para los que antes no se entrenaba a los agentes”, reconoció Lyons.
Límites legales y cuestionamientos
En materia legal, los agentes reciben formación sobre la Cuarta Enmienda, que protege contra registros ilegales. En la mayoría de los casos, el ICE actúa con órdenes administrativas, lo que significa que no puede ingresar a una vivienda sin consentimiento del propietario. Sin embargo, las reglas cambian cuando se trata de vehículos, donde sí tienen autoridad para realizar arrestos.
La actuación del ICE sigue polarizando a la opinión pública en Estados Unidos. Sus defensores aseguran que la agencia aplica la ley y protege la seguridad nacional, mientras que sus críticos señalan abusos y un uso excesivo de la fuerza.