Migrantes temen más a redadas que a huracanes en Florida
Si un gran huracán se acerca a Florida Central esta temporada, María sabe que es peligroso quedarse dentro de su casa de madera, similar a un remolque. En tormentas pasadas, se refugió en la casa de su hermana, que es más resistente. Si no podía llegar allí, había un albergue instalado en la escuela secundaria local si era necesario.
Pero con la agresiva aceleración de las detenciones y deportaciones de migrantes en su comunidad de Apopka, a 32 kilómetros al noroeste de Orlando, María, una trabajadora agrícola de México sin estatus legal permanente en Estados Unidos, no sabe si esas opciones son seguras. Todos corren el riesgo de encontrarse con agentes de migración.
Lugares considerados espacios neutrales por los migrantes, como escuelas, hospitales y agencias de manejo de emergencias, ahora son sospechosos, y los acuerdos de las fuerzas del orden locales para colaborar con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) los hacen más vulnerables, ya que deben elegir entre la seguridad física o evitar la detención.
“Pueden llegar a donde sea”, declaró María, de 50 años, quien insistió en que The Associated Press no usara su apellido por temor a ser detenida. “No es un límite”.
Durante mucho tiempo, los desastres naturales han planteado riesgos singulares para las personas que están en Estados Unidos sin un estatus legal permanente. Pero con la llegada de la temporada alta de huracanes en el Atlántico, los migrantes y sus defensores dicen que la agenda militarista de aplicación de la ley de migración del presidente Donald Trump ha aumentado el riesgo.
“¿Voy a arriesgarme a la tormenta o a poner en peligro a mi familia en el refugio?” comentó Dominique O’Connor, organizadora de la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Florida. “Te vas a encontrar con las agencias de aplicación de la ley de cualquier manera”.