Oaxaca: Revocación de Mandato y Verdadera Transformación
En la agitada geografía política de Oaxaca, los días recientes han traído consigo vientos de cambio que no pueden pasarse por alto. No son hechos aislados, sino síntomas de una reconfiguración de fuerzas que pone en entredicho la estabilidad del actual gobierno estatal. Dos acontecimientos particulares marcan la pauta de esta coyuntura: la postura de la Sección 22 y el surgimiento de una disidencia interna con conexiones federales. El primer golpe sobre la mesa lo ha dado el magisterio. La Sección 22 del SNTE-CNTE, en su denominado “Pre-pleno democrático”, ha tomado una decisión que resuena con fuerza: participar decididamente en la consulta para la Revocación de Mandato del gobernador Salomón Jara. No es una amenaza menor.
Aunque los operadores políticos del gobierno estatal intenten, mediante el maquillaje de acuerdos y la presión burocrática, minimizar este hecho, la realidad aritmética y social es tozuda. Estamos hablando de un gremio con más de 90 mil trabajadores de la educación. Si a esta cifra sumamos la influencia que ejercen sobre sus familias y comunidades, el potencial de movilización es inmenso. La participación activa del magisterio en este proceso no es solo un voto de castigo; es un recordatorio de que en Oaxaca, la gobernabilidad pasa, inevitablemente, por las aulas y las asambleas.
Por otro lado, el tablero se mueve también desde dentro del oficialismo. La reciente conformación del “Movimiento por la Transformación Verdadera de Oaxaca” (MTVO), encabezado por el ingeniero Héctor Sánchez, abre un nuevo frente. El argumento fundacional de este movimiento es lapidario: acusan al gobierno estatal de abandonar los principios obradoristas y de replicar los vicios del antiguo régimen, fallando en las expectativas de bienestar social.
La figura de Héctor Sánchez no es decorativa. Su designación como coordinador del MTVO envía un mensaje cifrado —y a la vez muy claro— a quienes hoy detentan el poder ejecutivo en el estado. Sánchez, asesor de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), es un hombre cercano a la Presidenta de México y cuenta con herramientas reales de gestión, como la electrificación de comunidades, que le otorgan base social. Su irrupción sugiere que el descontento no es solo local, sino que hay lecturas críticas desde el centro del país sobre el rumbo de la administración oaxaqueña.
Ambos sucesos, la movilización magisterial y la disidencia política, son positivos en tanto sacuden la inercia y cuestionan el statu quo. Sin embargo, el entusiasmo debe ir acompañado de la cautela y el análisis crítico.En el caso particular del MTVO, la expectativa está en el aire: es imperativo que hagan públicos sus planteamientos programáticos. Para valorar su verdadero alcance político e ideológico, necesitamos ver más allá de las críticas y conocer la sustancia de sus propuestas. ¿Cuáles son sus verdaderos intereses?Aquí radica el punto nodal de la discusión. La historia política nos ha enseñado que organizarse únicamente para “quitar a uno y poner a otro” es un ejercicio estéril si no existe una propuesta programática sólida que responda a la realidad local, pero que también se inserte ineludiblemente en el ámbito nacional. El cambio de nombres sin cambio de rumbo es gatopardismo puro.
La organización popular debe enfilarse hacia objetivos más altos: fortalecer la lucha por nuestra independencia, defender la soberanía y, sobre todo, mejorar las condiciones materiales de vida de las mayorías. Si carecemos de esa altura de miras, estos movimientos correrán el riesgo de convertirse en simples grupos de presión para la disputa del poder por el poder mismo, dejando de lado, una vez más, al pueblo y a los trabajadores.La coyuntura exige definición, no solo ambición.
Pa’lante siempre, pero con brújula y principios.
