La fuerza del 6 de diciembre no basta: MORENA necesita conciencia y organización, no solo votos
El pasado 6 de diciembre, la nación fue testigo de una movilización popular masiva. Centenares de miles de mexicanas y mexicanos salieron a las calles para defender el proyecto de transformación ante los “ataques furibundos de la reacción y el imperio”. Sin duda, esta respuesta era necesaria para desmentir la narrativa de un gobierno en crisis y para cohesionar al pueblo trabajador en torno a las conquistas históricas de esta generación.
El objetivo es claro: consolidar la conciencia popular y asegurar que el poder del Estado no regrese a manos de la oligarquía nacional y extranjera.
LA DEBILIDAD ORGÁNICA DE LA 4T
Sin embargo, haríamos un flaco favor a este proceso si no introducimos una consideración crítica: la organización popular para defender lo que es suyo sigue siendo endeble. Y esta es una falla que, con la mira en el futuro, no podemos permitir que persista. Me atrevo a afirmar que, con todo y la fuerza mostrada en la movilización nacional del 6 de diciembre, esta afluencia no fue el resultado de la vida orgánica del partido MORENA. No fue fruto de la movilización organizada de la estructura partidaria.
Si bien es cierto, los participantes no fueron “acarreados” como descalifica la oposición, tampoco fueron personas encuadradas y movilizadas por los organismos de base del partido. El engranaje organizativo que se supone debe existir en cada rincón del país, simplemente, no se puso en funcionamiento.
ENFRENTANDO AL IMPERIO CON SOLO EL CARISMA
Esta es una seria deficiencia que debe encender las alarmas de la dirigencia. Nos estamos enfrentando al poder económico y político del imperio y sus aliados de la oligarquía nacional. Y derrotar a ese monstruo no solo requiere carisma presidencial, sino, sobre todo, conciencia, organización y capacidad de movilización constante. Y esto, lamentablemente, MORENA no lo ha logrado por sí mismo.
Si la 4T quiere trascender y consolidar la transformación, el partido debe dejar de ser una simple maquinaria electoral enfocada en ganar cargos.
MORENA tiene la obligación histórica de:
- Elevar su calidad de organización política.
- Afianzar su vida orgánica, más allá de los ciclos electorales.
- Profundizar su claridad ideológica, para que la base sepa exactamente qué defiende y por qué.
El partido no puede limitarse solo a lo electoral, ni puede servir de mero instrumento para que “toda clase de innombrables” ocupen puestos de elección popular. El objetivo superior es la conciencia del pueblo trabajador, el cual ha demostrado que tiene la voluntad de defender lo que es suyo. La misión de la estructura partidaria es darle a esa voluntad una forma, una disciplina y una capacidad de resistencia que dure más allá de las marchas.
Mientras la dirigencia toma nota y corrige el rumbo, la tarea sigue siendo la misma, tal y como bien reza un dicho hispanoamericano, aplicable a nuestra realidad política: “Con esos bueyes hay que arar”.
El proceso de transformación exige de nosotros la máxima crítica para lograr la máxima calidad.
¡Pa’ Lante, siempre!