Propiedad privada o propiedad social: la causa de toda lucha
Históricamente las causas de las confrontaciones sociales han sido los intereses opuestos entre el beneficio colectivo o el beneficio de unos cuantos. Así ha sido desde la aparición de la propiedad privada sobre los medios de producción (todo lo que se necesita para la producción ) y, dentro de estos, los instrumentos (máquinas y herramientas) de la propia producción.
Quien ha sido el poseedor de esos, es quien dicta las reglas del juego al resto de la sociedad por medio de instituciones diversas, basándose en su democracia.
Por esa razón, siempre habrá lucha expresada de diversas maneras, cuyo objetivo es tener el control de las instituciones para ponerlas al servicio de cualquiera de estos dos objetivos: ponerlas al servicio de la nación o al servicio de la propiedad privada, tanto nacional como extranjera. Está última ahora ya con carácter imperialista.
Y que conste que solamente me refiero a estas categorías que no se ubican en las de las clases sociales —no lo hago porque en este momento no es la clase trabajadora en contra de la burguesía-como clases fundamentales del capitalismo- las que están en la lucha, sino que, esta coyuntura , se libra una muy importante y necesaria,y que den interesar a la clase trabajadora ganará al lado de las fuerzas democráticas y progresistas: la del pueblo en contra del imperio y de los capitalistas domésticos asociados a él.
Ese es el marco que explica el que hayan llegado los operadores de la ideología del capitalismo monopolista imperialista —llamada en su versión actual neoliberalismo— y que hicieron de la propiedad privada el centro de todas las políticas públicas. Sometieron los bienes nacionales al servicio de la propiedad privada nacional y extranjera. Por eso privatizaron los bienes de la nación adecuando las instituciones a ese fin, incluida la democracia pues, como escribí en columna anterior, la democracia no es la concepción romántica en donde todos participan. No, la democracia es un tipo de Estado que se pone a servicio de la clase o sector social que gobierna.
Ahora el poder nacional está en manos de un sector social nacionalista, patriótico y progresista —aún no antimperialista—, que tiene que adecuar las leyes a los intereses de la nación, para actuar en beneficio de todas las mexicanas y de todos los mexicanos. A esa realidad obedece la Ley Nacional del Agua y también esa es la causa del malestar de los capitalistas del campo —los denominó así porque han amasado su fortuna a partir de la explotación de la mano de obra de los campesinos sin tierra o el dinero suficiente para hacerlas producir—. Con la Ley Nacional del Agua se busca que el vital líquido llegue a todos y no sea utilizado solamente en beneficio de los empresarios del campo y de la ciudad.
Por eso, la causa de toda la lucha son los dilemas: propiedad privada —nacional y extranjera— o propiedad social; dependencia del gran capital o desarrollo de la nación en beneficio del pueblo trabajador.
En esta lucha no hay lugar para la neutralidad.
Pa Lante siempre.