Clan Ricárdez pone en jaque la voluntad popular en Astata

Santiago Astata, Oaxaca.— En la costa chontal oaxaqueña, el termómetro político marca punto de ebullición. El pueblo de Santiago Astata vive un pulso entre la voluntad popular y el cacicazgo de una familia que, según los pobladores, se niega a soltar el control: el Clan Ricárdez.

En el ojo del huracán está Dorian Ricárdez Medina, exedil y eterno aspirante, quien pese a haber sido vetado por la asamblea comunitaria, busca nuevamente colarse en la boleta. Pero detrás de su regreso se asoma una sombra con peso propio: su tía, Carmelita Ricárdez Vela, señalada por los lugareños como la auténtica operadora del poder en la región.

“Ya basta de la dinastía”, fue el clamor del domingo pasado, cuando la asamblea municipal cerró filas y dijo “no” a una nueva postulación del exedil. El hartazgo se respira en cada esquina: los pobladores acusan años de coacción, amenazas y renuncias forzadas dentro del cabildo durante su gestión.