“Mamá, ya no te voy a volver a ver”: negligencia escolar deja casi ciego a estudiante
El grito desgarrador de Carlos Daniel Rodríguez, de 16 años, cambió para siempre la vida de su familia. “Mamá, no veo nada, ya no te voy a volver a ver nunca”, le dijo a Ana Cristina Sáenz Gómez segundos después de que un proyecto escolar de fundición de aluminio explotara en su rostro.
El accidente ocurrió en marzo de 2024 en el ejido San Lorenzo, Buenaventura, Chihuahua, cuando un profesor del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Chihuahua (CECyTECH) encargó a sus alumnos realizar prácticas de fundición, primero en el plantel y después en sus casas.
Con un tanque de gas cortado y botes de aluminio, el experimento terminó en tragedia. Mientras sus compañeros resultaron con lesiones menores, Carlos sufrió quemaduras severas en ambos ojos, quedando con apenas un 20% de visión en uno de ellos.
Diagnóstico devastador y abandono institucional
El primer diagnóstico médico en el IMSS fue demoledor: “Sus ojos están fulminados, no hay esperanza”. Aunque después se intentaron procedimientos de reconstrucción de párpados y trasplantes de córneas, el pronóstico para el joven sigue siendo grave.
Lejos de apoyar, la escuela ofreció un seguro privado de apenas 75 mil pesos, condicionado a que los alumnos declararan falsamente que el accidente ocurrió dentro del plantel. La familia rechazó el trato y optó por atender al menor en el IMSS.
Pese a la magnitud del caso, los padres aseguran que no han recibido ningún apoyo real del colegio ni del gobierno estatal: “Ni siquiera una disculpa. Le retiraron el seguro médico, lo dejaron en el abandono. Es algo totalmente inhumano”, denuncia Ana Cristina.
Derechos Humanos exige reparación del daño
La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) de Chihuahua emitió la recomendación 5s.1.103/2025, en la que exige al gobierno de María Eugenia Campos garantizar atención médica, psicológica y reparación integral del daño, además de sancionar a los responsables.
El abogado de la familia, Carlos Ibarra, asegura que ya se preparan demandas civiles por responsabilidad patrimonial del Estado: “No sólo buscamos compensación económica, también justicia y sanciones para que esta negligencia no vuelva a repetirse”.
Un futuro inciert
Hoy, Carlos Daniel enfrenta una vida distinta. “Ya no puedo hacer lo que me gustaba, como andar en bicicleta o hacer mecánica. Todo cambió”, dice con tristeza.
Su madre, decidida a no rendirse, exige justicia: “Quiero que le aseguren su futuro, porque él ya no podrá llevar una vida normal. Perdió la vista por una negligencia de la escuela y del gobierno. Ellos son responsables”.
Mientras tanto, la familia dejó su comunidad rural para mudarse a la ciudad en busca de atención médica. El caso, convertido en símbolo de la indolencia institucional, revela la fragilidad con la que muchos estudiantes en México realizan prácticas escolares sin condiciones mínimas de seguridad.