Carmen Martínez.

Fue apenas del 18 de enero de 2022, cuando Javier Villacaña Jiménez había sido anunciado como el nuevo presidente del Comité Ejecutivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Oaxaca; ahora, 21 meses después, renuncia a dicho cargo, sumando así otro fracaso en su carrera política.

Pese a que Javier Villacaña fue instruido por la dirigencia nacional, de recuperar la fuerza que el PRI tenía en antaño, la realidad fue que el ex edil de Oaxaca de Juárez no pudo con el encargo, ya que, lejos de sumar fuerza, el priismo en el estado se ha ido debilitando, perdiendo cada vez más militantes, principalmente diputados locales.

Y es que, entre las dos últimas elecciones ocurridas en Oaxaca, el PRI redujo su apoyo en 83 mil 280 votos, lo que representa un 25 por ciento menos en comparación con los resultados que obtuvo el partido en los años 2021 y 2022.

El PRI, actualmente cuenta con cinco diputados en la 65 legislatura local, de los cuales tres son por la vía plurinominal; en el camino, perdieron el apoyo de los diputados Mariana Benítez Tiburcio, Elvia Gabriela Pérez López y Samuel Gurrión Matías, quienes prefirieron sumarse a las filas de la Cuarta Transformación en vez de seguir bajo el débil liderazgo de Javier Villacaña.

Aunado a este fracaso, cabe destacar que en el año 2021, Villacaña Jiménez perdió las elecciones para la Presidencia Municipal de Oaxaca de Juárez, luego que la ciudadanía quedara descontenta con su trabajo anterior en dicho cargo, donde solamente aumentó la deuda pública y fueron escasas las obras que realizó.

Así, se repitió la historia del año 2001, donde ya había participado en la contienda electoral en busca de la presidencia de Oaxaca de Juárez, sin embargo, en esa ocasión perdió contra Gabino Cué Monteagudo, y fue hasta el año 2014 cuando finalmente pudo ser Presidente Municipal hasta el 2016, aunque sin resultados.

De 2016 al 2021, Javier Villacaña tuvo la titularidad de la Secretaría de Administración del Gobierno del Estado, periodo en el que no pudo forjar alianzas con la base trabajadora, toda vez que estaba más ocupado resolviendo demandas y asuntos personales, que atendiendo las demandas de los sindicalizados y supervisando el correcto manejo de los recursos.